Isola Bella fue concebida en 1650 por el Conde Vitaliano VI Borromeo, quien decidió transformar una roca que afloraba del lago en un lugar de deleite. Se necesitaron cuatro siglos para completar esta magnífica obra que incluye el Palacio Borromeo y los espectaculares jardines. Disfrute de un fascinante itinerario dentro de las más de 20 salas del Palacio Borromeo, pasando por la Galería Berthier que alberga una colección de 130 pinturas, hasta la Sala de los Tapices donde se pierde la mirada admirando los tejidos dorados de estos preciosos artefactos. No hay que perderse las cuevas, cubiertas de guijarros, construidas originalmente para sorprender y refrescar a los huéspedes del palacio. Imposible no sorprenderse con el jardín barroco italiano donde arquitectura, escultura y naturaleza se unen en una unión perfecta. El protagonista es el Teatro Massimo con su imponente estructura piramidal compuesta por diez terrazas adornadas con estatuas, obeliscos y fuentes.
Isola Madre con sus 18 hectáreas es la más grande de las Islas Borromeas. A finales del siglo XVIII, la isla había adquirido el aspecto que aún hoy conserva y empezó a ser considerada un lugar de paz y descanso gracias al clima templado y la exuberante naturaleza. A partir del siglo XIX, el parque se transformó: gracias a un microclima particular, especies botánicas raras de todo el mundo encontraron su hábitat en este grandioso jardín inglés. Animales de colorido plumaje y exuberante vegetación aún lo convierten en el destino perfecto para los amantes de la naturaleza y la belleza escondida. En el centro del jardín se encuentra el Palacio Borromeo del siglo XVI, que hoy alberga muebles prestigiosos y una colección de títeres y teatros de títeres realizados hacia 1830 por el famoso escenógrafo del Teatro alla Scala de Milán, Alessandro Sanquirico.