Sin coches y sólo con vida salvaje, la isla de Lobos es una escapada frente a la costa de Fuerteventura. Tomará el ferry desde Corralejo y tendrá la oportunidad de descubrir sus encantos intactos: sólo hay un puñado de edificios. Al tratarse de una zona protegida, las visitas están limitadas en número y duración, por lo que las franjas horarias de mañana y tarde deben reservarse con al menos cinco días de antelación.
Tras una breve travesía desde Fuerteventura, pisará una isla desierta donde la vida parece haberse detenido. Tanto si es un amante de la naturaleza como si le gusta tomar el sol, se enamorará de sus playas vírgenes, de sus aguas rebosantes de vida marina y de las rutas de senderismo que atraviesan el árido paisaje volcánico.
En la costa norte, encontrará un faro con vistas panorámicas sobre el océano. Y a pesar de su paisaje desértico, Lobos alberga aves y 130 especies de plantas. Con tanta naturaleza a su alrededor, podrá desconectar por completo en paz y tranquilidad.