La Catedral de Tarragona es la visita obligada de la ciudad, incluso por delante de su anfiteatro romano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un lugar fascinante y tranquilo para pasear, reflexionar y admirar la complejidad de sus elementos románicos, góticos y barrocos. Además, no suele estar tan concurrido como otros monumentos de la Costa Dorada.
Construida sobre las ruinas de un antiguo templo romano y una mezquita medieval, su fachada inacabada es uno de los símbolos de la ciudad. Con esta entrada, podrá explorar tres zonas muy diferentes. También hay disponible una opción de audioguía.
La nave restaurada, bañada por el caleidoscopio de colores del rosetón, está flanqueada por capillas dedicadas a los santos y decoradas de forma intrincada. El Museo Diocesano alberga una colección de arte y objetos religiosos. Pero quizá la zona más seductora sea el claustro gótico. En sus capiteles esculpidos se representan temas medievales, como ratas dirigiendo el funeral de un gato.